Todos los miércoles a las 22 hs.
En "El Club de Trapecistas Estrella del Centenario", Ferrari 252, a metros de Warnes y dos cuadras de la Av. Scalabrini Ortiz, Villa Crespo, Capital Federal.
Reservas al 4568-1921.
Hasta el 20 de diciembre.
Los esperamos!!!
loimprobableproducciones@yahoo.com.ar
4568-1921 - 4300-6433
Reservá tus entradas.
Espacio dedicado a difundir el proceso de composición y realización del espectáculo LA VIRGEN LOCA desde abril de 2006.
miércoles, octubre 11, 2006
jueves, septiembre 21, 2006
miércoles, septiembre 20, 2006
LO IMPROBABLE PRODUCCIONES
Autor y Director: Lamberto Arévalo
Intérpretes: Roxana Berco - Gabriela Sillitti
Dibujos Animados: Raul Szkraba
Escenografía e Iluminación: Fernando Dopazo
Vestuario: Mariela Berenbaum
Voces: Adriana Zambrini - María Valiente
Asistente de Dirección: Cielo Chaina
Producción Ejecutiva: Eduardo Florio
Contacto: loimprobable@gmail.com
www.loimprobable.blogspot.com
jueves, julio 20, 2006
sábado, julio 15, 2006
animación La Virgen Loca Hacia La Pira
la casa de la virgen loca
http://video.freevideoblog.com/video/fffd1830-dd32-4d68-bf73-980c0146ee64.htm
se quema la virgen loca, la araña vuelve a la casa
http://video.freevideoblog.com/video/fa590b35-91bc-4580-9ee3-980e0151214f.htm
http://video.freevideoblog.com/video/fffd1830-dd32-4d68-bf73-980c0146ee64.htm
se quema la virgen loca, la araña vuelve a la casa
http://video.freevideoblog.com/video/fa590b35-91bc-4580-9ee3-980e0151214f.htm
miércoles, julio 12, 2006
lunes, julio 10, 2006
lunes, julio 03, 2006
Animaciones de A La Caza de La Virgen Loca
Gato Jarra Japon
http://video.freevideoblog.com/video/8e33b4d6-2c05-4c91-8812-ec17414bc6df.htm
esta es la tele de la virgen loca
http://video.freevideoblog.com/video/70655aa3-3d3e-4efe-a5ee-b71aa89c51d3.htm
http://video.freevideoblog.com/video/8e33b4d6-2c05-4c91-8812-ec17414bc6df.htm
esta es la tele de la virgen loca
http://video.freevideoblog.com/video/70655aa3-3d3e-4efe-a5ee-b71aa89c51d3.htm
domingo, julio 02, 2006
sábado, julio 01, 2006
martes, junio 27, 2006
lunes, junio 12, 2006
Sobre el proyecto
Un escenario real - una casa de barrio típica de nuestra capital - se convierte en el territorio donde vendrá a la vida de nuestro tiempo La Virgen Loca.
Una Virgen que con el paso del tiempo aparece en el cuerpo de una araña, que luego se convertirá en una ama de casa.
La música transforma el cuerpo de ésta, ahora ella convive con su doble, su ser de otras épocas y aparece un nuevo ordenamiento de las cosas en esa casa.
Los lugares cotidianos devendrán zonas de experimentación.
Cada puerta, de cada habitación, elegirá un nuevo mundo que es sin embargo el que todos creemos conocer.
Para La Virgen Loca, conocer será inventar, ella, que “ya ni siquiera sabe hablar”. Pondrá a funcionar su capacidad de cantar y poetizar que no conocía, –justamente- y que ahora es puesta al servicio del encuentro con lo poético y de inventar/se una nueva vida.
Desde la literatura, la filosofía, la política, la estética, la música, los movimientos juveniles, desde múltiples focos de producción y maneras de ser, Arthur Rimbaud, será siempre un profeta en su tierra, es decir en todos nosotros.
Porque si en algo cambia la vida el arte es que por empezar es tierra de todos la que el arte puebla, compone y reparte y siendo de todos es diferente y nos diferencia a cada uno del otro. YO ES OTRO, dijo Rimbaud, haciéndose eco de lo que ocurre cuando el pensamiento, el arte y la vida se unen para potenciarse todos entre todos.
En La Virgen Loca, el ´yo es otro´ de Rimbaud se despliega de manera tal que demuestra que el orden real de la frase es: “el otro, es el que viene a ser lo que nombro y lo que me nombra cuando digo yo”. Hay tercera persona siempre, aunque diga yo, qué importa.
El esposo infernal, la esclava, la borracha, la muda son La Virgen Loca.
Porque es Virgen en el más potente sentido de la palabra, el que se utiliza para decir que una selva, una materia, es virgen, o sea, es desconocida, contiene lo desconocido, todo en ella es posible.
Porque es Loca para afirmar aún más este carácter de lo virgen que manifiesta Rimbaud, esta unidad con lo inaudito.
Porque es La en el sentido de que siempre es una fuerza femenina la que impulsa estas metamorfosis.
El resultado será disolverse en una nueva existencia, la vida en las carreteras, en el mar, en el viaje contínuo y sin fin, en su línea de fuga vital.
Una Virgen que con el paso del tiempo aparece en el cuerpo de una araña, que luego se convertirá en una ama de casa.
La música transforma el cuerpo de ésta, ahora ella convive con su doble, su ser de otras épocas y aparece un nuevo ordenamiento de las cosas en esa casa.
Los lugares cotidianos devendrán zonas de experimentación.
Cada puerta, de cada habitación, elegirá un nuevo mundo que es sin embargo el que todos creemos conocer.
Para La Virgen Loca, conocer será inventar, ella, que “ya ni siquiera sabe hablar”. Pondrá a funcionar su capacidad de cantar y poetizar que no conocía, –justamente- y que ahora es puesta al servicio del encuentro con lo poético y de inventar/se una nueva vida.
Desde la literatura, la filosofía, la política, la estética, la música, los movimientos juveniles, desde múltiples focos de producción y maneras de ser, Arthur Rimbaud, será siempre un profeta en su tierra, es decir en todos nosotros.
Porque si en algo cambia la vida el arte es que por empezar es tierra de todos la que el arte puebla, compone y reparte y siendo de todos es diferente y nos diferencia a cada uno del otro. YO ES OTRO, dijo Rimbaud, haciéndose eco de lo que ocurre cuando el pensamiento, el arte y la vida se unen para potenciarse todos entre todos.
En La Virgen Loca, el ´yo es otro´ de Rimbaud se despliega de manera tal que demuestra que el orden real de la frase es: “el otro, es el que viene a ser lo que nombro y lo que me nombra cuando digo yo”. Hay tercera persona siempre, aunque diga yo, qué importa.
El esposo infernal, la esclava, la borracha, la muda son La Virgen Loca.
Porque es Virgen en el más potente sentido de la palabra, el que se utiliza para decir que una selva, una materia, es virgen, o sea, es desconocida, contiene lo desconocido, todo en ella es posible.
Porque es Loca para afirmar aún más este carácter de lo virgen que manifiesta Rimbaud, esta unidad con lo inaudito.
Porque es La en el sentido de que siempre es una fuerza femenina la que impulsa estas metamorfosis.
El resultado será disolverse en una nueva existencia, la vida en las carreteras, en el mar, en el viaje contínuo y sin fin, en su línea de fuga vital.
jueves, junio 01, 2006
viernes, mayo 12, 2006
"LA VIRGEN LOCA - EL ESPOSO INFERNAL"
Texto completo de Arthur Rimbaud.
En base a éste se inspira el espectáculo.
Escuchemos la confesión de un compañero de infierno: «Oh divino Esposo, mi Señor, no rechacéis la confesión de la más triste de vuestras sirvientas. Estoy perdida. Estoy borracha. Estoy impura. ¡Qué vida!»¡Perdón, divino Señor, perdón! ¡Ah, perdón! ¡Qué de lágrimas! ¡Y qué de lágrimas espero más tarde, todavía!»¡Más tarde, conoceré al divino Esposo! Yo nací sometida a El. - ¡El otro puede golpearme ahora! »¡Ahora, estoy en el fondo del mundo! ¡Oh amigas mías!... no, no sois mis amigas... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Es idiota!»¡Ah! yo sufro, grito. Sufro en verdad. Sin embargo, todo me está permitido, cargada con el desprecio de los más despreciables corazones.»En fin, hagamos esta confidencia, aunque haya de repetírsela veinte veces más, ¡igualmente sombría, igualmente insignificante!»Soy esclava del Esposo infernal, aquel que perdió a las vírgenes locas. Es precisamente ese demonio. No es un espectro, no es un fantasma. Pero a mí, que he perdido la prudencia, que estoy condenada y muerta para el mundo, ¡no me han de matar! ¡Cómo describíroslo! Ya ni siquiera sé hablar. Estoy de luto, lloro, tengo miedo. ¡Un poco de frescura, Señor, si lo consentís, si así lo consentís!»Yo soy viuda ... Era viuda ... por cierto que sí, yo era muy seria antaño, ¡y no nací para convertirme en esqueleto!... El era casi un niño... Sus delicadezas misteriosas me sedujeron. Olvidé todo deber humano para seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está ausente. No pertenecemos al mundo. Yo voy adonde él va, no hay qué hacerle. Y a menudo él se encoleriza contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡El Demonio! Porque es un Demonio, sabéis, no es un hombre.»El dice: "No amo a las mujeres. Hay que reinventar el amor, es cosa sabida. Ellas no pueden desear más que una posición segura. Conquistada la posición, corazón y belleza se dejan de lado: sólo queda un frío desdén, alimento del matrimonio hoy por hoy. O bien veo mujeres, con los signos de la felicidad, de las que yo hubiera podido hacer buenas camaradas, devoradas desde el principio por brutos sensibles como fogatas ..."»Yo lo escucho hacer de la infamia una gloria, de la crueldad un hechizo. "Soy de raza lejana: mis padres eran escandinavos; se perforaban las costillas, se bebían la sangre. Yo me voy a hacer cortaduras por todo el cuerpo, me voy a tatuar, quiero volverme horrible como un mongol: ya verás, aullaré por las calles. Quiero volverme loco de rabia. Jamás me muestres joyas, me arrastraría y me retorcería sobre la alfombra. Mi riqueza, y o la querría toda manchada de sangre. Jamás trabajaré..."
»Muchas noches, su demonio se apoderaba de mí, nos molíamos a golpes, ¡yo luchaba con él! Por las noches, ebrio a menudo, se embosca en las calles o en las casas, para espantarme mortalmente. "De veras, me van a cortar el pescuezo; va a ser asqueroso". ¡Oh! esos días en que quiere aparecer con aires de crimen.»A veces habla, en una especie de dialecto enternecido, de la muerte que trae el arrepentimiento, de los desdichados que indudablemente existen, de los trabajos penosos, de las partidas que desgarran el corazón. En los tugurios donde nos emborrachábamos, él lloraba al considerar a los que nos rodeaban, rebaño de la miseria. Levantaba del suelo a los beodos en las calles oscuras. Sentía la piedad de una mala madre por los niños pequeños. Ostentaba gentilezas de niñita de catecismo. Fingía estar enterado de todo, comercio, arte, medicina. ¡Yo lo seguía, no había nada que hacer!»Veía todo el decorado de que se rodeaba en su imaginación; vestimentas, paños, muebles; yo le prestaba armas, otro rostro. Yo veía todo lo que lo emocionaba, como él hubiera querido crearlo para sí. Cuando me parecía tener el espíritu inerte, lo seguía, yo, en acciones extrañas y complicadas, lejos, buenas o malas: estaba segura de no entrar nunca en su mundo. Junto a su querido cuerpo dormido, cuántas horas nocturnas he velado, preguntándome por qué deseaba tanto evadirse de la realidad. Jamás hombre alguno tuvo ansia semejante. Yo me daba cuenta -sin temer por él- que podía ser un serio peligro para la sociedad. ¿Quizá tiene secretos para transformar !a vida? No, no hace más que buscarlos, me replicaba yo. En fin, su caridad está embrujada y soy su prisionera. Ninguna otra alma tendría suficiente fuerza -¡fuerza de desesperación!- para soportarla, para ser protegida y amada por él. Por lo demás, yo no me lo figuraba con otra alma: uno ve su Ángel, jamás el Ángel ajeno-según creo-. Yo estaba en su alma como en un palacio que se ha abandonado para no ver una persona tan poco noble como nosotros: eso era todo. ¡Ay! dependía de él por completo. ¿Pero qué pretendía él de mi existencia cobarde y opaca? ¡Si bien no me mataba, tampoco me volvía mejor! Tristemente despechada, le dije algunas veces: "Te comprendo". El se encogía de hombros.»Así, como mi pena se renovara sin cesar, y como me sintiera más extraviada ante mis propios ojos -¡como ante todos los ojos que hubieran querido mirarme, de no haber estado condenada para siempre al olvido de todos!- tenía cada vez más y más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos amistosos, yo entraba realmente en un cielo, un sombrío cielo, en el que hubiera querido que me dejaran pobre, sorda, muda, ciega. Ya empezaba a acostumbrarme. Y nos veía a ambos, como a dos niños buenos, libres de pasearse por el Paraíso de la Tristeza. Nos poníamos de acuerdo. Muy emocionados, trabajábamos juntos. Pero después de una penetrante caricia, me decía: "Cuando yo ya no esté, qué extraño te parecerá esto por que has pasado. Cuando ya no tengas mis brazos bajo tu cuello, ni mi corazón para descansar en él, ni esta boca sobre tus ojos. Porque algún día, tendré que irme, muy lejos. Pues es menester que ayude a otros: tal es mi deber. Aunque eso no sea nada apetitoso... alm4a querida..." De inmediato yo me presentía, sin él, presa del vértigo, precipitada en la sombra más tremenda: la muerte. Y le hacía prometer que no me abandonaría. Veinte veces me hizo esa promesa de amante. Era tan frívolo como yo cuando le decía: "Te comprendo".»Ah, jamás he tenido celos de él. Creo que no ha de abandonarme. ¿Qué haría? No conoce a nadie, jamás trabajará. Quiere vivir sonámbulo. ¿Bastarían su bondad y su caridad para otorgarle derechos en el mundo real? Por momentos, olvido la miseria en que he caído: él me tornará fuerte, viajaremos, cazaremos en los desiertos, dormiremos sobre el empedrado de ciudades desconocidas, sin cuidados, sin penas. O yo me despertaré, y las leyes y, las costumbres habrán cambiado-gracias a su poder mágico-; el mundo, aunque continúe siendo el mismo, me dejará con mis deseos, con mis dichas, con mis indolencias. ¡Oh! me darás la vida de aventuras que existe en los libros para niños, como recompensa, por tanto como he sufrido? Pero él no puede. Yo ignoro su ideal. Me ha dicho que siente nostalgias, esperanzas: eso no debe concernirme. ¿Le habla a Dios? »Quizá debiera yo dirigirme a Dios. Estoy en lo más profundo del abismo, y ya no sé orar.»Si él me explicara sus tristezas, ¿las comprendería yo mejor que sus burlas? Me ataca, pasa horas avergonzándome con todo lo que ha podido conmoverme en el mundo; y se indigna si lloro.»"¿Ves a ese joven elegante que entra en una hermosa y tranquila residencia? Se llama Duval, Dufour, Armando, Mauricio, ¿qué sé yo? Una mujer se ha consagrado a amar a ese malvado idiota: ella ha muerto, y es seguro que ahora es una santa en el cielo. Tú causarás mi muerte, como él causó la muerte de esa mujer. Esa es la suerte que nos toca a nosotros, corazones caritativos..." ¡Ay! había días en que todos los hombres con sus actos parecíanle juguetes de grotescos delirios: y, se reía espantosamente, durante largo rato. luego, recuperaba sus maneras de joven madre, de hermana querida. ¡Si fuera menos salvaje, estaríamos salvados! Pero también su dulzura es mortal. Yo me le someto. ¡Ah, estoy loca!»Acaso un día desaparezca maravillosamente; pero es menester que yo sepa si ha de subir a algún cielo, ¡que pueda ver un poco la asunción de mi amiguito!»¡Vaya una pareja!
En base a éste se inspira el espectáculo.
Escuchemos la confesión de un compañero de infierno: «Oh divino Esposo, mi Señor, no rechacéis la confesión de la más triste de vuestras sirvientas. Estoy perdida. Estoy borracha. Estoy impura. ¡Qué vida!»¡Perdón, divino Señor, perdón! ¡Ah, perdón! ¡Qué de lágrimas! ¡Y qué de lágrimas espero más tarde, todavía!»¡Más tarde, conoceré al divino Esposo! Yo nací sometida a El. - ¡El otro puede golpearme ahora! »¡Ahora, estoy en el fondo del mundo! ¡Oh amigas mías!... no, no sois mis amigas... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Es idiota!»¡Ah! yo sufro, grito. Sufro en verdad. Sin embargo, todo me está permitido, cargada con el desprecio de los más despreciables corazones.»En fin, hagamos esta confidencia, aunque haya de repetírsela veinte veces más, ¡igualmente sombría, igualmente insignificante!»Soy esclava del Esposo infernal, aquel que perdió a las vírgenes locas. Es precisamente ese demonio. No es un espectro, no es un fantasma. Pero a mí, que he perdido la prudencia, que estoy condenada y muerta para el mundo, ¡no me han de matar! ¡Cómo describíroslo! Ya ni siquiera sé hablar. Estoy de luto, lloro, tengo miedo. ¡Un poco de frescura, Señor, si lo consentís, si así lo consentís!»Yo soy viuda ... Era viuda ... por cierto que sí, yo era muy seria antaño, ¡y no nací para convertirme en esqueleto!... El era casi un niño... Sus delicadezas misteriosas me sedujeron. Olvidé todo deber humano para seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está ausente. No pertenecemos al mundo. Yo voy adonde él va, no hay qué hacerle. Y a menudo él se encoleriza contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡El Demonio! Porque es un Demonio, sabéis, no es un hombre.»El dice: "No amo a las mujeres. Hay que reinventar el amor, es cosa sabida. Ellas no pueden desear más que una posición segura. Conquistada la posición, corazón y belleza se dejan de lado: sólo queda un frío desdén, alimento del matrimonio hoy por hoy. O bien veo mujeres, con los signos de la felicidad, de las que yo hubiera podido hacer buenas camaradas, devoradas desde el principio por brutos sensibles como fogatas ..."»Yo lo escucho hacer de la infamia una gloria, de la crueldad un hechizo. "Soy de raza lejana: mis padres eran escandinavos; se perforaban las costillas, se bebían la sangre. Yo me voy a hacer cortaduras por todo el cuerpo, me voy a tatuar, quiero volverme horrible como un mongol: ya verás, aullaré por las calles. Quiero volverme loco de rabia. Jamás me muestres joyas, me arrastraría y me retorcería sobre la alfombra. Mi riqueza, y o la querría toda manchada de sangre. Jamás trabajaré..."
»Muchas noches, su demonio se apoderaba de mí, nos molíamos a golpes, ¡yo luchaba con él! Por las noches, ebrio a menudo, se embosca en las calles o en las casas, para espantarme mortalmente. "De veras, me van a cortar el pescuezo; va a ser asqueroso". ¡Oh! esos días en que quiere aparecer con aires de crimen.»A veces habla, en una especie de dialecto enternecido, de la muerte que trae el arrepentimiento, de los desdichados que indudablemente existen, de los trabajos penosos, de las partidas que desgarran el corazón. En los tugurios donde nos emborrachábamos, él lloraba al considerar a los que nos rodeaban, rebaño de la miseria. Levantaba del suelo a los beodos en las calles oscuras. Sentía la piedad de una mala madre por los niños pequeños. Ostentaba gentilezas de niñita de catecismo. Fingía estar enterado de todo, comercio, arte, medicina. ¡Yo lo seguía, no había nada que hacer!»Veía todo el decorado de que se rodeaba en su imaginación; vestimentas, paños, muebles; yo le prestaba armas, otro rostro. Yo veía todo lo que lo emocionaba, como él hubiera querido crearlo para sí. Cuando me parecía tener el espíritu inerte, lo seguía, yo, en acciones extrañas y complicadas, lejos, buenas o malas: estaba segura de no entrar nunca en su mundo. Junto a su querido cuerpo dormido, cuántas horas nocturnas he velado, preguntándome por qué deseaba tanto evadirse de la realidad. Jamás hombre alguno tuvo ansia semejante. Yo me daba cuenta -sin temer por él- que podía ser un serio peligro para la sociedad. ¿Quizá tiene secretos para transformar !a vida? No, no hace más que buscarlos, me replicaba yo. En fin, su caridad está embrujada y soy su prisionera. Ninguna otra alma tendría suficiente fuerza -¡fuerza de desesperación!- para soportarla, para ser protegida y amada por él. Por lo demás, yo no me lo figuraba con otra alma: uno ve su Ángel, jamás el Ángel ajeno-según creo-. Yo estaba en su alma como en un palacio que se ha abandonado para no ver una persona tan poco noble como nosotros: eso era todo. ¡Ay! dependía de él por completo. ¿Pero qué pretendía él de mi existencia cobarde y opaca? ¡Si bien no me mataba, tampoco me volvía mejor! Tristemente despechada, le dije algunas veces: "Te comprendo". El se encogía de hombros.»Así, como mi pena se renovara sin cesar, y como me sintiera más extraviada ante mis propios ojos -¡como ante todos los ojos que hubieran querido mirarme, de no haber estado condenada para siempre al olvido de todos!- tenía cada vez más y más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos amistosos, yo entraba realmente en un cielo, un sombrío cielo, en el que hubiera querido que me dejaran pobre, sorda, muda, ciega. Ya empezaba a acostumbrarme. Y nos veía a ambos, como a dos niños buenos, libres de pasearse por el Paraíso de la Tristeza. Nos poníamos de acuerdo. Muy emocionados, trabajábamos juntos. Pero después de una penetrante caricia, me decía: "Cuando yo ya no esté, qué extraño te parecerá esto por que has pasado. Cuando ya no tengas mis brazos bajo tu cuello, ni mi corazón para descansar en él, ni esta boca sobre tus ojos. Porque algún día, tendré que irme, muy lejos. Pues es menester que ayude a otros: tal es mi deber. Aunque eso no sea nada apetitoso... alm4a querida..." De inmediato yo me presentía, sin él, presa del vértigo, precipitada en la sombra más tremenda: la muerte. Y le hacía prometer que no me abandonaría. Veinte veces me hizo esa promesa de amante. Era tan frívolo como yo cuando le decía: "Te comprendo".»Ah, jamás he tenido celos de él. Creo que no ha de abandonarme. ¿Qué haría? No conoce a nadie, jamás trabajará. Quiere vivir sonámbulo. ¿Bastarían su bondad y su caridad para otorgarle derechos en el mundo real? Por momentos, olvido la miseria en que he caído: él me tornará fuerte, viajaremos, cazaremos en los desiertos, dormiremos sobre el empedrado de ciudades desconocidas, sin cuidados, sin penas. O yo me despertaré, y las leyes y, las costumbres habrán cambiado-gracias a su poder mágico-; el mundo, aunque continúe siendo el mismo, me dejará con mis deseos, con mis dichas, con mis indolencias. ¡Oh! me darás la vida de aventuras que existe en los libros para niños, como recompensa, por tanto como he sufrido? Pero él no puede. Yo ignoro su ideal. Me ha dicho que siente nostalgias, esperanzas: eso no debe concernirme. ¿Le habla a Dios? »Quizá debiera yo dirigirme a Dios. Estoy en lo más profundo del abismo, y ya no sé orar.»Si él me explicara sus tristezas, ¿las comprendería yo mejor que sus burlas? Me ataca, pasa horas avergonzándome con todo lo que ha podido conmoverme en el mundo; y se indigna si lloro.»"¿Ves a ese joven elegante que entra en una hermosa y tranquila residencia? Se llama Duval, Dufour, Armando, Mauricio, ¿qué sé yo? Una mujer se ha consagrado a amar a ese malvado idiota: ella ha muerto, y es seguro que ahora es una santa en el cielo. Tú causarás mi muerte, como él causó la muerte de esa mujer. Esa es la suerte que nos toca a nosotros, corazones caritativos..." ¡Ay! había días en que todos los hombres con sus actos parecíanle juguetes de grotescos delirios: y, se reía espantosamente, durante largo rato. luego, recuperaba sus maneras de joven madre, de hermana querida. ¡Si fuera menos salvaje, estaríamos salvados! Pero también su dulzura es mortal. Yo me le someto. ¡Ah, estoy loca!»Acaso un día desaparezca maravillosamente; pero es menester que yo sepa si ha de subir a algún cielo, ¡que pueda ver un poco la asunción de mi amiguito!»¡Vaya una pareja!
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